
Cuando las temperaturas suben, mantener una buena higiene y confort en oficinas, centros logísticos, hospitales, gimnasios, hoteles o cualquier otro tipo de instalación puede convertirse en todo un reto. El calor no solo afecta al bienestar de las personas, sino que también incrementa los riesgos de malos olores, proliferación de bacterias y deterioro de espacios si no se actúa con un plan de mantenimiento adecuado.
Por eso, es fundamental reforzar la limpieza en verano, aumentando la frecuencia de desinfección
1. Refuerza los protocolos de limpieza en verano con productos adecuados
Durante los meses de calor, las condiciones ambientales cambian: hay más humedad, mayor sudoración, aumento de residuos orgánicos y proliferación de microorganismos.
Para mantener una higiene eficaz, no basta con limpiar más: es necesario usar los productos adecuados para verano, formulados específicamente para entornos cálidos y de alta exigencia: ambientadores, limpieza textil y tratamiento de suelos.
2. Mejora la calidad del aire y evita ambientes cargados
Durante el verano, es común cerrar espacios para conservar el frío, pero esto puede provocar acumulación de CO₂ o malos olores.
La ventilación cruzada natural, el uso adecuado de extractores y un buen mantenimiento de los filtros de climatización son claves para garantizar la calidad del aire.
3. Realiza un mantenimiento preventivo de suelos, rejillas y desagües
Los suelos sufren especialmente en verano: más tránsito, más humedad por sudor o calzado mojado, y mayor acumulación de polvo en zonas abiertas. Un buen plan de mantenimiento de instalaciones debe contemplar:
- Limpieza diaria con maquinaria adecuada para cada tipo de pavimento.
- Uso de fregadoras industriales con aspirado potente para evitar charcos.
- Revisión y desinfección de rejillas y desagües para evitar malos olores o atascos.
4. Presta atención al material textil y elementos que acumulan calor
Este es uno de los puntos que suele descuidarse. Las alfombras, cortinas, fundas o moquetas pueden acumular calor y humedad, creando un entorno propicio para los ácaros y bacterias.
En instalaciones con alta afluencia o donde el descanso es clave (hoteles, residencias o salas de espera…), mantener estos elementos en condiciones óptimas es esencial:
- Lavar textiles con mayor frecuencia.
- Utilizar programas de secado que eliminen la humedad por completo.
- Aspirar alfombras y moquetas con equipos que incluyan filtros HEPA.
- En zonas donde sea posible, sustituir tejidos por materiales más fáciles de limpiar.
5. Forma a tu equipo para detectar focos de riesgo
Una instalación limpia e higiénica no depende solo de productos o maquinaria, sino de las personas que la mantienen cada día. Durante el verano, es especialmente importante sensibilizar al equipo de limpieza, mantenimiento y atención al público sobre la importancia de:
- Detectar posibles focos de calor o humedad no controlada.
- Reportar incidencias con climatización, olores o acumulación de residuos.
- Seguir protocolos adaptados a la temporada de verano.
- Utilizar los equipos de protección adecuados, especialmente en espacios cerrados o poco ventilados.
- La formación continua, combinada con la supervisión técnica de profesionales, permite anticiparse a problemas y mejorar la eficiencia del servicio de limpieza y mantenimiento.
Ya sea en una pequeña oficina, una gran nave industrial o una cadena hotelera, contar con un plan adaptado al verano es una inversión en bienestar, salud y durabilidad de tus espacios.
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