Una hidrolimpiadora es una herramienta versátil que le permite lograr una limpieza profesional en múltiples superficies con facilidad. En el momento de elegir una hidrolimpiadora, o limpiadora a presión, es necesario considerar para qué se va a utilizar, el tipo de espacio y suciedad que vamos a limpiar con ella y cuál va a ser su frecuencia de uso.
Las hidrolimpiadoras consiguen eliminar la suciedad más incrustada gracias al agua a presión. Con este tipo de máquina de limpieza es posible dirigir con mucha precisión el chorro de agua sobre aquello que queremos limpiar.
Además, la limpieza con hidrolimpiadora es muy eficiente, ya que se consume muy poca agua. Podemos regular la apertura de la boquilla de esta para conseguir un chorro más fino y concentrado para desincrustar la suciedad, o bien se puede abrir un poco más y de esta forma limpiar superficies más grandes.
Para saber qué tipo de trabajo puede realizar nuestra hidrolimpiadora, debemos tener en cuenta algunos datos técnicos: la presión, el caudal y la potencia del motor.
Cuanto mayor sea la presión, mejor se eliminará la suciedad. Se entiende como presión la fuerza con la que se expulsa el agua.
Cuanto mayor es el caudal de una hidrolimpiadora, menos tiempo debes permanecer en un lugar. Consiste en el número de litros expulsados en un tiempo determinado.
Para un mismo caudal, la presión aumenta o disminuye en función del diámetro de la manguera de la hidrolimpiadora, es decir, del tamaño de la boquilla.
Cuanto más difícil sea la suciedad a eliminar, mayor presión y potencia necesita la hidrolimpiadora.
Las hidrolimpiadoras de alta presión son equipos de limpieza que producen agua a presión por medio de una bomba interna. Se pueden diferenciar según la tipología y el tipo de alimentación:
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